El 2020 lo empecé con una energía extraña (y no tenía nada que ver con COVID), en el avión regresando de Madrid a Panamá, me dio porque ya no quería seguir lo que estaba haciendo con mi proyecto.
Había cerrado el 2019 abrumada, pero ya tenía un plan y quería seguirlo en el 2020, hasta que regresé de mis vacaciones por festividades y entendí que ya no estaba alineada con el proyecto que venía haciendo.
Pasó algo más: necesitaba darme un break de las redes sociales, en especial de Instagram, a la que todos conocen que tengo un amor-odio, porque por un lado me siento fascinada con el potencial y todo lo que tiene para ofrecer, y por otro lado, me vuelve loca porque mi vida laboral se ha basado en pensar cómo vencer el algoritmo.
UNA MERECIDA PAUSA
Decidí PARAR. Cerré todas mis redes, las borré de mi celular y así comencé mi 2020. Desconectada por completo, dándome ese espacio de calidad para pensar, re-calcular y tomar decisiones que marcarían mi 2020… No sabía que las decisiones iban a ser tan relevantes hasta que llegó marzo y el mundo se confinó.
Fue un tiempo que atesoro.
Y aquí te voy a contar 4 beneficios que encontré de esta desconexión social digital:
Aumenté mi productividad sin niveles de ansiedad, desconectada de lo que no necesito: Sin compararme, sin apresurarme, sin sentir que el 2021 ya estaba a la vuelta de la esquina y yo todavía no tenía planificada mi agenda de eventos y lanzamientos, y productos digitales. Nada que me hiciera sentir extraña e inadecuada. Simplemente fluyendo con mi creatividad.
Conectando más con mis hijos, les dediqué mucho más tiempo y eso me ayudó a admirarlos más y aprender de ellos, de lo que estos maestros me tenían para enseñar.
Estando más presente: en las conversaciones con mi esposo, lo que aumentó la comunicación y decisiones importantes de pareja, además de la construcción del hogar.
Creando nuevos hábitos: el hábito de tomar el teléfono cada 2 minutos para simplemente ver qué hay de nuevo, me tenía como una esclava del celular. Pude hacer consciente este patrón y trabajar en sustituirlo por algo que me aportara más valor.
Para el 08 de febrero ya había regresado al ruedo con las redes, mucho más enfocada y llena de energía para seguir e iniciar mi proyecto de marca personal, Dayana Oliveros, speaker de maternidad, que también sufrió muchas transformaciones durante el 2020 pero eso se los cuento en otro momento.
Este 2021 lo comencé exactamente igual, pero desde la consciencia y el disfrute que lo hice para regalarme ese tiempo y crear desde la libertad e independencia y no desde la relación tóxica que sin querer generamos porque hay que “postear“.
En el próximo blog post, te voy a contar las cosas que pude hacer conscientes y que te las compartiré porque quizás te puede estar pasando lo mismo.
Con amor,
Dayana.
Comments